Día a día, vemos y nos damos cuenta de la gran cantidad de personas que son capaces de superarse, no conocen límite alguno; y el ejemplo más claro es de los sujetos de los que hablo en este blog, de aquellas personas “discapacitadas”, aunque, para mí, y otra gran número de personas, no lo sean.
Me gustaría exponer y mostraros mi experiencia personal, esa capacidad de superación que quiero compartir con todos vosotros:
“Infantil de 2º año, ¿qué tendría, 10, 11 años?, pues bien, en una jugada fortuita, en uno de esos partidos de liga castellano manchega, caigo mal con mi pie izquierdo y me hago un esguince de 2º grado en la región tibio astragalina. Sinceramente, no es que cayera mal, es que el mundo se me había caído encima; de hecho, jamás había tenido una lesión, aunque fuera pequeña, aunque fuera insignificante…al fin y al cabo, yo era un chaval, que desde luego vivía el baloncesto al máximo de sus posibilidades. Llego al médico, me mira el pie…y esas palabras que tanto me constaron asimilar, “usted no podrá realizar ningún tipo de deporte al menos durante tres semanas”, lo dicho, se me venía el mundo encima. Podemos decir que yo desde siempre he sido un chico “hiperactivo”, por decirlo de otro modo, un adicto al deporte. Jamás pensé que lo conseguiría, pero pasaron esas tres semanas, y por raro que parezca, hice caso a mi médico, no hice deporte en ese tiempo; eso sí, lo pasé mal, pero conseguí superarme, conseguí llegar a ese objetivo final que era curar correctamente el pie, entonces no sabía cómo llamar a esa propia superación de mí mismo, ahora podría decirse que utilicé más que nunca “el poder de la resiliencia”
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| Todos, si queremos, somos capaces de superarnos |
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